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El armario Espartano

Las mujeres en Esparta despedían a sus maridos dándoles su escudo y diciéndoles "vuelve con él o sobre él". A esta alturas de la película, la mujer mira con firmeza y sosteniendo cualquier emoción, cómo los hombres se alejan. Como se van en busca de la deseada muerte que tanta gloria y honor traerá. A morir por los suyos. Bien, pues me encontraba pensando en todas estas cosas aquella semana. La semana en la que decidí salir del armario. Un año de relación ya me parecía suficiente doble vida. Las llamadas y las preguntas incómodas tipo "¿y ya tienes novio?" "¿no quedas con nadie el fin de semana?" ya comenzaban a ser insistentes y cansinas. Total, ya estaba fuera con mi círculo de amigos más cercano días después, así que el círculo dejó de asfixiarme y comenzó a expandir su diámetro. Mis padres no tardarían mucho más en darse cuenta. Con abucheos y aplausos. Eso si, efectos dominó y demás. Así que me puse a hablar con madres y amigas varias. Me aconsejaro...

¡Nos casamos!

Bueno, éste blog empezó siendo un espacio de mi propia feminidad, donde compartir mis vivencias como mujer que ama a otra mujer, con tintes feministas y subiditos de tono... pero me alegra mucho anunciar que ¡Nos casamos! Por lo civil y con traje ñoño (por lo menos yo). Puede que sea la locura de mi vida, pero bendita locura. Hace dos días salí del armario con mis padres... aún no he escrito la historia de todo ello, prometo compartir esto también con vosotros. Prometo que os reireis conmigo de la situación. Pero hoy no quepo en mi de felicidad y no puedo para de mirar vestidos y demás...

feliz 2011!!!

Bueno, pequeños, comienzo el año entre letras, entre los besos y los brazos de la mujer que amo, entre fuego y tracas, así que desde aquí, pecadores devoradores de manzanas (beduinos, si seguís el desierto), os deseo que el 2011 sea mejor y más próspero que el año anterior, que podía cumplir vuestros deseos y fantasias y no os pirvéis de nada de nada. Yo tengo una manzana para vosotros ¿de qué color la queréis? Un besoooo enorme!!!!!

El lenguaje femenino

C.llega al trabajo tras semanas de insufribles campañas y horas extras. No tiene demasiadas motivaciones, de hecho siempre está quejándose del bajo sueldo y de la explotación. Pero hoy llega más animada, hoy está realmente con ganas de pisar la sala de personal. Dejará allí su chaqueta, hará volar su ondulada melena por encima del esa camiseta que ha elegido con tanto cuidado. Por que por fin, C. va a invitar a su compañera J. a tomar un café. Muy bien, ya tiene decididas las palabras. Será directo, claro, sin rodeos, pero sin mostrar demasiado interés, tan solo como se supone que las amigas se invitan a tomar café. Va de frente, saliendo de la sala de empleados, ya sin la chaqueta, y la mira y sonríe y...como ella está mirando hacia la puerta, ella decide esperar. "Quizás no sea el momento", se dice con impaciencia. Mejor esperar a que que J. le haga el típico comentario de "estás muy guapa hoy...". Aunque claro, después de verla resoplar por tercera vez y mirar a...

Porque ellos heredarán mi reino

Ellos y no otros. Hoy me ha dado por echarle un vistazo a varios pasajes bíblicos en busca de las razones por las que la iglesia ha decidido que los homosexuales no heredarán su reino. Que vale, estaría muy bien heredar el piso de mis padres, que ni siquiera es totalmente de ellos, mide 50 metros y está para reformar. No voy a soñar con un reino entero a repartir con el resto de habitantes del planeta Tierra. ¿Y cómo es eso de que Dios va a dejarnos herencia? ¿Cuándo, el día de su propio juicio final? No me convence. Pero aún así, y como la vivienda está cara, me he puesto a investigar. No os voy a contar nada nuevo, todos sabemos que el catolicismo condena respirar por la boca cuando se supone que se debe respirar por donde ellos dicen. Da igual que estés constipado, Dios lo condena. Y me recuerdo a mí misma, preguntándole al cura, mientras me confesaba con 7 años, que por qué tenía que ir al infierno por pegarle a mi hermano, si él me había metido antes el dedo en el ojo. "Pu...

Mamá, las verduras se cuecen enteras.

Y llego el fin de semana y mi madre se pone pesada. Acerca de cómo cortar los champiñones y demás inclemencias atmosféricas. Que si a láminas, que si en cuartos... y me imagina perdida entre las sábanas blancas de mi cuarto, con algún elemento del género masculino. Así que ese mismo fin de semana, mientras voy a cenar con mi santo padre y mi santa madre (y mi hermano de fiesta por ahí, claro) le da por llevarme al bar de unos amigos y decirme "Oh, mira, R" comenta mientras coge del brazo a un zagal con pintas de moderno y musculado muchacho "éste es Edgar, es el hijo de J. y P....estudia arquitectura" (guiño de ojo). Mi cara en ese momento expresa exasperación mal disimulada. Sí, mamá, perfecto. Le faltan tetas, lo siento. Y le sobra el pene ¿qué le vamos a hacer? Vale, que ella me ha tachado de ligerita cascos... por tener sexo a la tierna edad de veinte años y con mi pareja estable de aquella época. Lo siento, es una manía que tengo, no querer llegar virgen al m...

Los susurros de la Diosa, primera parte.

Tanit   Una mañana te levantas con un nombre ancestral en la mente. No sabes quién lo puso ahí. Estaba tan dormido que apenas recordaba como se sentía en mi garganta. Sonaba profundo y misterioso, como el eco lejano de un sueño que fue, la duermevela de la poetisa en trance, que renace a sus melodías lejanas. El humo del incienso trepa por las paredes de cualquier habitación de muebles contemporáneos. Ya no hay un altar de piedra, esas guardianas de los misterios, que sostienen el espacio sagrado. Aquellas piedras por las que murieron tantas. Y otras tantas que estarían dispuestas a morir, golpe a golpe. Mi mesa de escritorio se llena de ofrendas, de forma improvisada, velas, grano, flores. Versos de evocación fluyen entre mis labios. De un verde intenso. Mis manos tiemblan cuando las alzo hacia el cielo para recibirte en mi altar. Tu nombre, profundo y antiguo se manifiesta en mí, vibra en mi garganta. Me permito llamarte y dejo tu nombre envolviendo la habitación. Señora de...