Ellos y no otros. Hoy me ha dado por echarle un vistazo a varios pasajes bíblicos en busca de las razones por las que la iglesia ha decidido que los homosexuales no heredarán su reino. Que vale, estaría muy bien heredar el piso de mis padres, que ni siquiera es totalmente de ellos, mide 50 metros y está para reformar. No voy a soñar con un reino entero a repartir con el resto de habitantes del planeta Tierra. ¿Y cómo es eso de que Dios va a dejarnos herencia? ¿Cuándo, el día de su propio juicio final? No me convence.
Pero aún así, y como la vivienda está cara, me he puesto a investigar. No os voy a contar nada nuevo, todos sabemos que el catolicismo condena respirar por la boca cuando se supone que se debe respirar por donde ellos dicen. Da igual que estés constipado, Dios lo condena. Y me recuerdo a mí misma, preguntándole al cura, mientras me confesaba con 7 años, que por qué tenía que ir al infierno por pegarle a mi hermano, si él me había metido antes el dedo en el ojo. "Pues pones el otro ojo, y dejas que siga". En el caso de una mujer comíendote una teta, que deduzco que es igual o más pecaminoso que pegarle a tu hermano ¿le pongo la otra? Es así como funcionan las cosas para ser una buena cristiana.
Matrimonios, otro tema estrella entre sus páginas desgastadas y mohosas. Un mujer para cada hombre (eso dicen en los Corintos), no debe ser de otra forma. Porque esto es lo correcto. No importa que el hombre sea un maltratador y un alcohólico, no importa mientras tenga unos cinco minutos semanales para confesarse con el cura de turno. Ni eso, tienen ese "vale por arrepentimiento" al final de tu vida con el que te abren las puertas del cielo sin más, aunque te hayas orinado en todos los mandamientos habidos y por haber.
En un culto en el que la palabra "Amor" está en venta, está metida en un cajón y necesita la aprobación del pastor, pues las ovejas no sueñan con andriodes, y mucho menos aman*. En un templo en el que mi amor no es válido y claro, tampoco aceptable, da igual que sea lo más elevado que he sentido nunca, de lo mismo que quiera dejar mi cuerpo y traspasar la piel. Da igual que me acerque cada día a mis dioses, a la esencia más alta. Que mi piel quiera morirse cada noche entre los brazos de mi compañera para renacer por la mañana y despertar a su lado. Seguramente sería más elevado estar con un hombre, aunque me degradara a la mínima potencia. Oh gracias, sacerdote, por abrirme los ojos y hacerme ver lo equivocado de mi amor en mayúsculas y femenino. Pues necesitaba heredar un reino, de más de 50 metros cuadrados, con vistas al infierno, para ver cómo arden las almas de todos aquellos que no entran en éstos parámetros. Eso sí, no me asomaría mucho, pues ver arder a tus amigos, tus grupos de música y escritores preferidos, por no hablar de magos y brujas, sería un poco triste. Así que, pensándolo bien, me quedo con mi vida incorrecta y fuera de clichés, conjugando el verbo amar en todos sus aspectos, pues si bien es cierto que los buenos cristianos heredarán el reino de Dios, los filólogos heredarán las palabras. Y me parece un premio mucho más elevado que un palacio de piedra que se cae a pedazos.
*Alusión directa a "Blade Runner", me permití un momento friki ^^
Peca, peca, peca conmigo! lalalala
ResponderEliminarSol, te lo digo. En su cielo no hay frikis.
ResponderEliminarMe apunto al infierno, quiero seguir viviendo a gusto, y allí se está calentito.