El baile de papelatas ha terminado. Reflexionamos, pasamos grandes nervios y finalmente... nos ahogaron las gaviotas. Ni que decir tiene que no soy una experta en política, ni pretendo serlo, de hecho me evadí del mundo durante unas horas para hacer algo más hermoso y constructivo con mi vida: escribirle a mi chica. Bueno, pero tarde o temprano hay que salir de nuevo a la realidad y encontrarse con el azul, que camufla águilas y demás bestias nacionales que pretenden que nos suba patriotismo y el orgullo de ser español, intra venoso. Ya sabemos que a partir de ahora España es una, católica, apostólica, hetero y sin derecho al aborto. No soy activista, pero sé lo que no quiero. Recuerdo todavía con ilusión y añoranza mis años universitarios, cuando una buena mañana, después de muchas notícias e incertidumbre llegó en portada un beso: el primer matrimonio gay en España. En filología hay una gran comunidad de personas homosexuales, que ya lo decía mi madre, mi padre y mi hermano: ...