Y no es para menos. Tsipras aprobó la unión civil entre personas del mismo sexo y so provocó que el señor Ambrosio decidió que iban a sonar campanas de muerte por toda Grecia. También decidió que todo funcionario (o abogado, notario, o persona en general) que apoyara la unión entre parejas del mismo sexo sería maldito por la iglesia ortodoxa. Entendemos que a ninguna iglesia le gusta éste tema, pero eso de ir maldiciendo como una vulgar hechicera es un poco patético. No contento con esto, que causó momentos muy incómodos con los funcionarios con quienes nos hemos topado mi mujer y yo, el señor arzobispo también ha comentado que Tsipras tiene la culpa de los incendios en el Ática por ser ateo. A parte de que Tsipras sea ateo o no, asunto suyo, el presidente de la república griega juró su cargo sobre la constitución y no la biblia, como hubieran hecho sus predecesores. No mencionemos entonces que a iglesia ortodoxa no está prestando ayuda ni haciendo nada por la causa. Ta...